Google+ Agapornix esquizofrenico: July 2014

Metricool

Monday, July 7, 2014

Viajeros, al tren.


Lejos quedaron los días del cha-ca-chá del tren que cantaba Mocedades, en las que el revisor, muy amablemente te pedía el billete y, con una sonrisa, te ponía un sello o perforación para comprobar que todo estaba en orden. 


Ahora con tu billete electrónico lo tienes todo hecho. Bueno, sí tienes un smarfoun, porque sino tienes que imprimir los billetes en las máquinas del mal. ¿¿Por qué nunca tienen papel?? ¿¿No hay alguien encargado de rellenarlas?? No saben que el viernes hay éxodo rural a la inversa y parece que una amenaza zombie hace que Atocha parezca un centro de refugiados. Eso sí, sin aire acondicionado. No vaya a ser que la espera sea cómoda. 

Una vez que has pasado las 12 pruebas para imprimir tu billete, ya estas listo para meterte en tu tren. Y ahí es donde se ve todo:

Los viajeros de tren, sus clases:

- El que cree que el tren se va a ir sin él. No sólo llega varias horas antes a la estación sino que corre a la puerta  de.... ¿embarque? como sí fuese un concierto de los Gemeliers y quisiera ponerse en primera línea. Señor, porque suele ser un señor, no se va a ir. No le van a quitar su sitio y ese empujón era innecesario.

- La que nunca sabe cuál es su asiento, su coche, su tren o su equipaje. Suele ser una señora y anda desubicada por los pasillos durante muchos minutos hasta que pregunta o se va sentando aleatoriamente hasta que encumbre su asiento. 

- Las que parece que llevan el Oro de Moscú en sus maletas y mira con desconfianza y terror cuando alguien se acerca a su maleta. No le quita ojo en todo el trayecto. 

- Los que ningún sitio es el bueno para dejar la maleta. Suele ser un matrimonio mayor y un hijo joven que se pasa al menos 30 minutos moviendo la maleta por todo el vagón. Suele haber una tía soltera que da órdenes aleatorias sobre la amenaza de robo de maletas tamaño piscina de comunidad. 

- Las familias con niños. De estas hay dos tipos:
  • Con niños mayores: parecen que se van a portar bien, pero a la altura de Despeñaperros se desatan y gritan por el iPad, por el donut, por el sitio, porque quiere ir a la cafe, porque se están pegando o porque la película es escocesa con subtítulos en albanés y trata de una esquizofrénica que sólo habla con sonidos esdrújulos y es el testigo protegido de un policía negro en pleno proceso de divorcio. Muy apropiada para niños. 
  • El bebé. De todos es sabido que viajar con lactantes implica llevar muchos accesorios, pero, parecer que estas haciendo el paso del estrecho y posteriormente el asentamiento para la colonización de una nueva ciudad quizás es mucho. Seguro que a donde vas hay bañera, no hacia falta traerla. Ah y si llora, se calma antes si te levantas un poquito.

- Los que creen que están en un restaurante de 5 estrellas Michelin en vez de la cafetería del tren. Señor, hay lo que hay y sí, no está bueno, ni caliente ni la leche, será leche. Y la chica no ha estudiado en la escuela de hostelería de Burdeos. Por su cara de estupor, creo que es el primer café con leche que hace en su vida.

- La señora que te habla. Lo hace en algún momento. Y da igual lo que hagas. Así que relajate y disfruta. 

- El cura. O la monja. Siempre hay uno. Y con hábito. 

- Las amigas. De cualquier edad. Hablan durante todo el viaje. Y se lo pasan teta. Algunos días te dan envidia. 

- El que parece que va a montar un locutorio de la cantidad de gadgets electrónicos que lleva encima. 

- El que se duerme nada más apoyar la cabeza en el asiento. Ese soy yo. Qué bien duermo. 

- Los que piden cerveza o gin tónic sea la hora del día que sea. Y tan pichis. Suelen pasar todo el viaje en la cafetería dando mucha pereza....y depende de la edad, miedo. 

Pero aún así, es mi transporte más favorito ever.